Opuma en primeros auxilios: qué es, cómo aplicar y cuándo se utiliza

El protocolo OPUMA forma parte de la valoración secundaria que se debe realizar en víctimas de accidentes, emergencias o desastres naturales. Requiere que la persona afectada esté consciente y en estado de alerta.

En la valoración primaria se comprueba que la víctima no presenta problemas respiratorios y circulatorios. Luego, es necesario indagar acerca de lo sucedido, así como sobre sus antecedentes personales y médicos. Y es entonces cuando el método OPUMA resulta muy útil.

En esta guía vamos a mostrarte el significado de esta evaluación secundaria y cómo emplearla correctamente. Estos conocimientos son complementarios a las técnicas básicas de primeros auxilios.

¿Qué es OPUMA en primeros auxilios?

La técnica OPUMA permite averiguar los detalles del accidente y los antecedentes de la víctima. No obstante, solo es válida en personas que están conscientes y en estado de alerta.

La valoración secundaria OPUMA consta de los siguientes pasos:

  1. Obtener información sobre lo ocurrido.
  2. Antecedentes Personales de la víctima.
  3. Última ingesta de sólidos o líquidos.
  4. Medicación que toma habitualmente.
  5. Alergias que padece.

Con este sencillo método obtendrás toda la información necesaria sobre la persona herida.

¿Para qué sirve el protocolo OPUMA?

La regla OPUMA nos permite acercarnos a la víctima y obtener información vital para su cuidado y tratamiento posterior. La manera correcta de llevarlo a cabo es la siguiente:

Acércate a la víctima de forma que pueda verte. Si es posible, mantén contacto físico con su cuerpo para darle seguridad.
Pregúntale su nombre como forma de acercamiento. Es importante que confíe en ti.
Intenta conseguir información sobre el accidente, sus antecedentes personales y su historial médico.
Infórmale de lo que vas a hacer y cómo piensas ayudarle.

Valoración secundaria: más allá del protocolo OPUMA

La valoración secundaria va más allá de la técnica OPUMA. Una vez que hayas comprobado que la víctima tiene pulso y respira, es necesario realizar los siguientes pasos:

  1. Averiguar lo sucedido (valoración OPUMA).
  2. Realizar una exploración neurológica.
  3. Llevar a cabo una comprobación de pupilas, constantes vitales y relleno capilar.
  4. Ejecutar un examen corporal para localizar lesiones.

Exploración neurológica

Esta exploración es necesaria para determinar el estado neurológico y nivel de consciencia de la víctima. En este caso se emplea la escala AVDN, que contempla cuatro grados:  

  • A: Alerta. La víctima es capaz de responder a todos los estímulos de manera consciente.
  • V: Responde a estímulos verbales, pero no es consciente
  • D: No reacciona a la voz, pero responde a estímulos dolorosos (inconsciente).  
  • N: No hay respuesta alguna, ni reacción (inconsciente).

Comprobación de pupilas

En esta fase se observan las pupilas de la víctima y se determinan los siguientes signos:

  • Tamaño: Las pupilas dilatadas son evidencia de midriasis. De lo contrario, hay miosis si están contraídas.
  • Reactividad: Si las pupilas reaccionan a la luz, están en estado reactivo. De lo contrario, son arreactivas.
  • Simetría: Existirá una anisocoria si las pupilas presentan diferentes tamaños de dilatación.

Comprobación de respiración

Cuando hayas comprobado que la víctima respira en la valoración primaria, en la siguiente fase hay que comprobar lo siguiente:

  • El ritmo: Regular o irregular.
  • Profundidad: Si la respiración es superficial o profunda.
  • Frecuencia respiratoria.

Comprobación del pulso 

Aquí debemos estudiar el pulso sobre la arteria carótida. Durante la exploración general, también se debe tomar el pulso radial y pedal para valorar las pulsaciones por minuto, su ritmo y amplitud. 

Toma de temperatura

Colocando el dorso de tu mano sobre la frente de la víctima podrás comprobar si su temperatura está fuera de lo normal. Padecerá hipotermia si esta es muy baja, o hipertermia si es demasiado alta. Utiliza un termómetro para obtener el valor exacto.

Comprobación de relleno capilar

En este punto se analiza el tiempo que transcurre desde que comprimes los capilares y aparece cierta palidez hasta que se recupera el color.

Ejerce una presión en una zona como el lóbulo de la oreja. De manera general, la coloración normal debe reaparecer tras unos 2 segundos como máximo. Lo contrario podría evidenciar shock, hipotermia o deshidratación.    

Exploración corporal

En esta fase hay que explorar todo el cuerpo de la víctima en búsqueda de posibles lesiones, mediante la inspección y la palpación. Lo normal es empezar por la cabeza y examinar de forma minuciosa todo el cuerpo hasta los pies. Podemos dividir la evaluación en tres grandes zonas:

  • Cabeza y cuello: Es necesario palpar el cráneo en búsqueda de depresiones, hematomas, sangrado y lesiones oculares. Debes descartar la existencia de sangre en oídos, nariz, ojos o boca.

Ten especial cuidado al movilizar a la víctima mientras la evalúas, ya que podrían existir lesiones a nivel cervical.

  • Tórax y abdomen: Los traumatismos costales son muy comunes en personas accidentadas. Por eso, busca indicios de deformidad anatómica, síntomas de dolor y signos de rubor. Por otro lado, palpa las caderas y la zona lumbar para descartar una posible fractura de pelvis. 
  • Miembros superiores e inferiores: Evalúa la presión que puede ejercer la víctima con sus manos y piernas. Comprueba también su sensibilidad y capacidad de movimiento para descartar alteraciones motoras o lesiones medulares.

Igualmente, estudia el pulso radial y pedal. Su ausencia puede evidenciar un hueso luxado o fracturado.    

En definitiva, los primeros auxilios OPUMA y la valoración secundaria deben formar parte de tu manual de supervivencia. De esta forma, tendrás la preparación necesaria en caso de que necesites auxiliar a una persona en situación de emergencia.

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Elsa Suárez

Autora y Editora de Noreste Club

Apasionada de la naturaleza y los deportes de aventura. Vida activa, sana y autosuficiente. Más de 10 años viviendo en el campo, y los que me quedan.

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